La inspiración es uno de los puntos más importantes que un diseñador de moda tiene que tener en cuenta a la hora de crear una colección. Es la base que sirve como punto de partida y da coherencia a todas las piezas, la que va a determinar los colores, los tejidos, los cortes y, sobre todo, las sensaciones que tendrá el público al ver cada prenda de forma individual y en conjunto.
¿DÓNDE PUEDE ENCONTRAR INSPIRACIÓN UN DISEÑADOR?
Un diseñador de moda puede recibir inspiración de cualquier cosa: un viaje y la cultura de ese lugar, un grupo de jóvenes que vio por la calle (o una tribu urbana), un edificio o arquitecto, una exposición de arte o escultura (o un movimiento artístico), una película o director cinematográfico, una década pasada (el estilo de los años cincuenta, por ejemplo), la naturaleza en general o un animal en particular, una mezcla de colores que vio en algún lugar, un material, una forma geométrica… e incluso algo más abstracto como un olor o un sentimiento. Tener algo que te inspire facilita que la colección sea coherente y transmita un mismo mensaje o sensación. Incluso los diseñadores de firmas de prêt-à-porter o grandes cadenas como Inditex, habitualmente realizan viajes de inspiración (en muchas ofertas de trabajo como diseñador de moda encontrarás esto entre las especificaciones del puesto). Es una de las etapas del proceso creativo que más disfrutamos los diseñadores, porque te permite la libertad de soñar, idear y dar rienda suelta a tu imaginación. Por supuesto, también hay que tener en cuenta las tendencias para esa temporada y, especialmente, cuál es nuestro público objetivo. Tanto si trabajamos para una marca determinada como si creamos nuestra propia firma, siempre hay que tener en mente al consumidor final, que es quien va a comprar nuestras prendas y, en consecuencia, gracias a quien podremos seguir buscando inspiración para la siguiente temporada.