La afamada marca de dibujos animados Disney, empresa que se ha expandido evolucionando con los tiempos y apostando por el diseño gráfico y 3D con la compra de PIXAR ha traído a los cines recientemente Malefica (Maleficient). El film sobre el que hay casi un millón de críticas desde todos los puntos de vista posibles, da un giro, ya anunciado en otras películas de la compañía de Walt como Frozen, en el que da un valor de peso y personalidad al personaje femenino. Con unos efectos especiales adecuados, no extremadamente sorprendentes, entremezcla las personas con los dibujos, la moraleja y metáfora, lo real con la ficción, y da la otra visión del cuento La Bella Durmiente, que ya adaptaran los estudios hace años.
Una elegante y llamativa Angelina Jolie, plasma sus propias ideas y visión del mundo con un enfoque y una estética del “malvado” personaje que evoluciona a la par que su indumentaria.
Al comienzo de la película se muestra un hada buena, con un vestido que apenas llama la atención, aunque ya tiene sobre su cabeza un símbolo, unos cuernos. Este símbolo ha sido siempre reconocido por bravía haciendo alusión al toro, personalidad coraje. Aunque también desde el punto de vista de algunos ancestros tenía un cierto significado negativo, siendo dibujado el diablo con cuernos u otro seres considerados malignos. Comienza aquí la historia de una inocente joven hada que ya está señalada desde su niñez por ser diferente y única. Al tiempo crean la contraposición de las hadas, en sí mismas consideradas como seres buenos, capaces de ayudar y aportar dones o rasgos positivos al ser humano. Así, el atuendo y maquillaje de maléfica están distinguidos por el simplismo y candidez.
Con la propia evolución de la historia (no viene al caso destripar el argumento a nadie) los maquilladores y diseñadores realizan un trabajo impecable transformando esa tímida candidez en sobriedad elegante y agresiva, con un vestido negro con cola, extremadamente ajustado, que bien sin los cuernos forrados podría ser de una pasarela de alta costura. Topa la estética del personaje central cambia para así oscurecerla el carácter, pómulos marcados, cuernos forrados de negro que incrementan el simbolismo de lo “Maligno” y eso sí una tez blanca como la leche con labios rojos muy marcados que acercan al espectador dos cuestiones importantes. La sensualidad, la maternidad, y la bondad. La elegancia del traje la hace una “mala” sensual, sus movimientos refinados y su trato de “blanco” a “blanco” cuando su rostro o manos se juntan con las de la pequeña “maldita” muestran su lado más humano, cándido y maternal. En el medio la agresividad y la muestra de poder del rojo, que a nadie la pase desapercibido su rostro y que no pierdan importancia sus palabras.
Al final del cuento volvemos a la sencillez y candidez de los colores tierra que se entremezclan con la naturaleza y lo fantástico, un maquillaje menos marcado, sin mostrar una mirada felina, si no transparente.
Ciertamente dicen que el maquillaje y el estilo hacen milagros. En este caso no siendo lo más destacado de Maléfica, sí consigue darle el toque de realismo y consigue a la perfección hacer al personaje completamente creíble en cada una de sus etapas a lo largo de la historia.